No eres tú, es la grasa que te sobra...
Episodio 16: Barcelona, Sagrada Familia, 11:51PM
De seguro, el peor titular que he escrito desde que existe esta serie.
Pero no me malinterpretes, es solo un recurso para contarte lo siguiente:
La malicia humana en relación con los cuerpos de las mujeres tiene una larga historia. Cuando éramos pequeños, el niño con sobrepeso podía llegar a ser amigo de los más populares, siempre que fuese gracioso, dinámico y tuviera capacidad de aprender a ser burlón. Sin embargo, la niña con sobrepeso era rechazada casi de forma automática y marginada por buena parte de la institución, incluyendo la sutil y dolorosa mirada de sus docentes.
Al crecer y llegar a la adultez, una se ve obligada a ordenar sus creencias y valores, y entonces comprendes que las cosas no han cambiado tanto. Aunque intentes mantenerte fiel a una postura auténtica, te das cuenta de que todo pasa por el filtro de la mirada. El ser humano contamina su inconsciente con información vacía y carente de valor de manera casi que adictiva.
Las tendencias surgen con ánimos de cambio y para que, como sociedad, no quedemos tan en ridículo, movimientos como el body positive, o frases prefabricadas del tipo “lo importante es estar saludable”, hacen de velo de seda para cubrir a la bestia.
Lamentablemente, siempre habrá alguien en tu familia que celebre como un verdadero logro el hecho de que hayas perdido “esa grasita” que te impedía lucir los pantalones como las hermanas Hadid.
O conocidos que ignoran el simple hecho de que afirmar: “Estás diferente, se te ve muy bien, ¿bajaste de peso?”, no es más que un halago perverso.
Y te encontrarás en conversaciones con otras mujeres sobre grandes tópicos como: “tengo que bajar tres kilitos”. Quizás tú no seas una de esas personas, y hayas moldeado tu consciencia. O quizás sí que lo eres, cuando el subconsciente habla.
Ángela siempre ha sido de mis amistades más temidas en cuestiones de estética, y entre caña y caña, se la puede escuchar decir sin reparo: “No saben quién estaba hoy en la oficina y vino a fastidiarme con tonterías de la impresora... la gorda Jessica”.
La gorda Jessica (?).
